El ave, que se encuentra imposibilitada para volar por una lesión crónica en el ala derecha, fue trasladada hasta el Centro de Rehabilitación de Aves Rapaces de Talagante donde cohabita con otros ejemplares de su especie.

Tras un año de rehabilitación en la ciudad de Punta Arenas una hembra de cóndor (Vultur gryphus), fue trasladada en un vuelo comercial hasta Santiago, y desde ahí a la localidad de Talagante, con el fin de sumarse al Programa de Conservación del Cóndor Andino que se lleva a cabo en el Centro de Rehabilitación de Aves Rapaces (CRAR), de la Unión de Ornitólogos de Chile (UNORCH), instancia que tiene por objeto estudiar y conservar ejemplares de esta especie que no pueden ser liberados o reinsertados en su medio natural debido a las graves secuelas de sus lesiones.

Fue durante el verano de 2020 cuando gracias a Carabineros del retén Cerro Guido, comuna de Torres del Paine, esta hembra de cóndor que permanecía en tierra con una conducta pasiva, fue resguardada y entregada a funcionarios del SAG Última Esperanza, quienes constataron que se encontraba débil, con mala condición corporal, e imposibilitada de volar. 

Dado el extremo deterioro que presentaba, en primera instancia el animal fue derivado al Centro de Rehabilitación de Aves de Leñadura en Punta Arenas, donde se diagnosticó una lesión crónica en la articulación húmero-radial del ala derecha, y se realizaron los tratamientos médicos y cuidados que permitieron mejorar su condición general, aumentando el bajo peso inicial de 6 kilos que presentaba al momento de ser encontrada, a casi 11 kilos de peso tras un año de recuperación. 

Ana Luisa Tapia Toro, encargada regional (s) de recursos naturales renovables de SAG Magallanes, se refirió a la labor de protección y fiscalización que realiza el Servicio indicando que “si bien las lesiones podían ser atribuibles a algo natural del ciclo de vida del ave, junto con activar medidas conducentes a recuperar al ejemplar, desde SAG también procuramos descartar la participación de terceros en las lesiones del animal, ya que esto tendría directa relación con eventuales transgresiones a la Ley de caza. La lesión crónica del ala hizo imposible su reinserción en el medio natural, e iniciamos la búsqueda de un nuevo destino para el ave, destacando el programa que se lleva a cabo en el centro de rehabilitación de aves rapaces de Talagante, donde una de las líneas de acción considera la cría y liberación de ejemplares nacidos en cautiverio”, señaló Tapia.

Por su parte, el Director Nacional del SAG, Horacio Bórquez, indicó “que resulta muy satisfactorio poder apoyar por parte de nuestro Servicio iniciativas como esta, orientadas a la protección y reproducción de una especie muy querida por la gente y que es fundamental para nuestros ecosistemas como es el cóndor. Junto a otras aves carroñeras cumplen una función clave al consumir animales en descomposición y aportar al ciclo de materia y energía en la naturaleza. En el caso del proyecto Manku, los reproductores son cóndores con problemas de salud o que han sido decomisados por el Servicio Agrícola y Ganadero, y que no pueden ser liberados por las secuelas de sus lesiones”, agregó la autoridad.

En este sentido, Eduardo Pavez Gálvez, director del Proyecto Manku, iniciativa a cargo de la conservación de cóndores en el centro de rehabilitación de aves rapaces de Talagante, explicó que “la calidad de vida de un cóndor en cautiverio depende, en gran medida, de la posibilidad que tenga de tener interacción social con otros cóndores. Desde ese punto de vista, en el centro de rehabilitación, está en contacto con muchos otros cóndores de forma directa, en su mismo recinto. Tiene mucho espacio, buena alimentación, una piscina donde se puede bañar, y no manifiesta dolor, lo que es un tema bien relevante ya que puede afectar su calidad de vida. Se ha integrado bien a la bandada, tiene conductas totalmente normales, buen apetito y eso siempre habla bien de su proceso de adaptación al cautiverio”.

Desde SAG Magallanes destacaron el trabajo integrado de múltiples personas e instituciones, comenzando por Carabineros de Chile, la médica veterinaria Olivia Blanc y el Centro de Rehabilitación de Aves Leñadura, particulares que colaboraron con la alimentación del cóndor durante su estadía, el Zoológico Nacional, el CRAR de UNORCH como destinatario final, y el SAG a través de sus despliegues en Última Esperanza, Magallanes, Aeropuerto Arturo Merino Benítez y Región Metropolitana.