Actualmente, la intoxicación es el principal peligro para esta especie tan emblemática. En Chile, diversas iniciativas buscan preservar a este importante animal.
La muerte por envenenamiento ha cobrado la vida de cientos de cóndores en países de América del Sur, tales como Argentina, Perú, Bolivia y también en Chile, causando que la población se encuentre en declive.
Envenenar carnadas para matar depredadores es una práctica que, aunque no va dirigida a estas aves, hoy las expone a un posible peligro de extinción. Un grupo de científicos expresó esta preocupación en la reconocida revista Science.
La principal inquietud de los especialistas es que el cóndor, nuestra ave nacional, es muy susceptible a esta amenazas. El único oponente actual de este integrante de la megafauna son los humanos.
“Tiene una tasa reproductiva muy baja y alcanza su madurez sexual recién a los 8 o 9 años. Por lo tanto, toda su biología le juega en contra a la hora de poder soportar aumentos de mortalidad”, manifestó el veterinario Eduardo Pavéz.
En Chile, esta preocupación busca ser abordada con un sistema de colaboración cuyo objetivo principal es rescatar a esta emblemática especie. El primer paso, comienza en el Zoológico Nacional.
“Hemos tenido casos de intoxicaciones masivas de cóndores por pesticidas y aquí se les rehabilita y dan todos los cuidados médicos. Posteriormente, o se reinsertan o pasan a otros centro de rehabilitación”, detalló Alejandra Montalba, directora del recinto.
A estos espacios se suma el proyecto Manku, iniciativa que busca rehabilitar y devolver a estos animales a su vida salvaje. Sin embargo, algunos especímenes simplemente ya no son compatibles con esta vida y deben permanecer en cautiverio.
“El hecho de que tengamos poblaciones relativamente saludables en Chile y Argentina no es garantía de nada en este momento. Por lo mismo, lo más importante es prevenir“, recalcó a Desafío Tierra Pavéz, quien es director de este proyecto.
A ello, hay que sumar los esfuerzos que se concentran en investigar la baja de población de cóndores en el norte del país, lo cual podría sumarse al envenenamiento. Todos estos trabajos por la conservación buscan luchar contra la amenaza de la extinción.